Por cortesía de RecBib, que lo publicó en su Sección "24 horas con..."
Me llamo Roberto Soto Arranz (48 años). Soy bibliotecario.
Trabajo en el Instituto Leonés de Cultura, organismo de la Diputación
de León que aglutina su gestión cultural en la provincia. Ocupo el
puesto de Jefe de Sección de Coordinación de Bibliotecas, desde el que gestiono el Centro Provincial Coordinador de Bibliotecas (42 bibliotecas municipales), los Bibliobuses de León (6 bibliobuses) y la Biblioteca “Mariano D. Berruela” especializada
en temas, autores y publicaciones leonesas. Después de breves contratos
como técnico en documentación y becario de archivo, durante unos diez y
siete años he sido encargado de bibliobús; y también por pocos meses
fui Coordinador de Bibliobuses en León; durante ocho años gestioné la
Biblioteca Municipal de San Miguel del Arroyo (Valladolid). Soy
licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Valladolid, y
en Documentación por la Universitat Oberta de Catalunya. Presido la Asociación de Profesionales de Bibliotecas Móviles (ACLEBIM) desde su fundación.
Roberto Soto |
07:45 ¡Buenos días, mi amor! ¡Buenos días, mi amor! Con estas
palabras me despierto. Ya hace años que las gravé en el móvil sin que
haya llegado a odiarlas como antes ocurrió con timbres, pitidos o
melodías aparentemente inofensivas. La verdad, constituyen un buen
remedio para despertarse sin inquina, y un recurso esencial para encarar
aquellos días de carencias afectivas.
07:55 Al baño. Es un momento para la lectura. Después de casi
una eternidad (en este caso nunca mejor dicho) con la Montaña Mágica,
ahora le toca el turno al Caín de Saramago (otra vez el tiempo en
ristre). Ducha, ropa… y acción.
07:37 Desayuno deprisa: mucha hambre y poco tiempo.
07:45 ¡Buenos días, Popito! Popi es un canario muy listo,
capaz de cantar ópera o flamenco según escuche, y de avisar cuando se
quema la comida. Le cambio el agua y le dejo que juegue con mi mano. Un
minuto de amor para Popi.
07:50 Según conduzco hacia el trabajo pienso que “Un minuto de
amor para popi” sería un buen título para un cantautor, e imagino a
Serrat interpretando la canción lastimera de mi canario.
08:00 Llego a la Biblioteca. Buenos días a todos. Llegan los
periódicos del día, a los que dedico no más de dos minutos: otra vez las
mismas noticias, lo único que cambia es el horóscopo.
08:05 Una vez ventilado el despacho ya podemos trabajar. Ante
mí encuentro la chuleta de asuntos pendientes para hoy que me preparé
ayer. Con un poco de suerte podré darle matarile. ¡Cuidado con el
optimismo excesivo! Suena el teléfono desde el Centro Provincial
Coordinador de Bibliotecas, con el mensaje de que un día más está
fallando la Red y el trabajo se ralentiza hasta índices exasperantes
(estamos esperando la fibra óptica que no acaban de instalarnos)
Hasta las 9:00 aproximadamente es el momento de contactar con el
Servicio de Bibliobuses en sus dos sedes (la Central en las afueras de
León, a cinco km. de mí, y la sede de Ponferrada, a 120 km.) cuando todo
el personal está en pleno antes de salir de ruta. Llamo a Ponferrada:
el portátil de uno de los dos bibliobuses de esta sede sigue
resistiéndose a transferir los datos del Sistema Regional como Dios
manda. No faltan problemas para empezar el día.
Acabo de responder, entre teléfonos, los correos pendientes de la tarde noche pasadas.
09:05 Recibo la visita de Julio, un investigador
especializado en temas leoneses que desde hace una semana acude con
asiduidad ilusionadísimo con nuestro Servicio de Bibliobuses, sobre el
que prepara un artículo que publicará en el Facebook de los mismos.
09:45 Acabo de quedarme solo y leo un correo de la Biblioteca
Pública del Estado en León, en el que se nos advierte de un error
catalográfico en el catálogo de nuestra Biblioteca “Mariano D.
Berrueta”. Lo corrijo y convoco a mi equipo para comentar la incidencia
en el momento y establecer un protocolo de catalogación para el tipo
documental que ha originado el lío.
10:10 Salgo a tomar el café de la mañana con otros compañeros.
En León todo está en un pañuelo con lo que nos podemos permitir llegar
hasta tres manzanas más allá.
10:45 De vuelta a la Biblioteca me encuentro de cara con un
investigador en las escaleras de la calle, y en veinte minutos hemos
acordado digitalizar y poner en Internet a texto completo su última
publicación, al tiempo que aprovecho para soltarle a bocajarro toda
nuestra política, compromisos y actuaciones sobre la consulta en la Red
de nuestros fondos.
11:10 Mientras, en la misma escalera me saluda Luís, uno de
nuestros proveedores de libros de viejo, que me esperará a la puerta de
mi despacho. Llego enseguida y estudiamos algunos de los productos que
me ofrece. Entre libro y libro me reclaman varias veces desde el Centro
Coordinador de Bibliotecas por problemas técnicos y logísticos.
Suena de nuevo el teléfono: ahora, por línea interior, me comunican que
hay una señora con prisa y que pide una cita. Que venga a las 13,30.
11:15 Me quedo solo otra vez. Cuento con casi hora y media
para ponerme al día. Siguen llegando correos y el teléfono no deja de
sonar. Andamos preparando una actividad de bookcrossing desde los
Bibliobuses y la Feria del Libro, y contacto con algunos colegios, que
centralizarán la actividad en los pueblos donde se encuentran, para ir
atando cabos.
11:20 Aparece en la puerta el presidente de los libreros
reclamándome en el recinto de la Feria para estudiar in situ la
ubicación del Bibliobús que llevaremos el sábado próximo. Pospongo la
invitación para dentro de tres cuartos de hora, después de entregar un
informe urgente sobre recursos humanos que se me acaba de solicitar en
el Instituto Leonés de Cultura, organismo en el que se integra la
Sección de Coordinación de Bibliotecas.
11:55 Paso por la Feria del Libro y zanjamos el tema en un
pispás, y prosigo hasta la Diputación donde se entregan los Premios de
Libro Leonés del Año.
12:35 Han sido rápidos. Salgo pitando a la oficina donde me esperan avisos de unos y recados de otros que contesto contrarreloj.
12:50 Apenas acabo recibo a un comercial que me presenta sus
novedades editoriales pensando en los Bibliobuses y las Bibliotecas
Municipales de la provincia. Ya está aquí la señora de las 13,30, me
dicen por teléfono.
13,30 El comercial se va y entra la señora. En 15 minutos hemos terminado.
13,45 Salgo del despacho buscando relajarme y cuento cuatro
chascarrillos a los miembros de mi equipo. También se les ve cansados, y
mucho más después de aguantar pacientemente mis chistes malos. Dios
aprieta pero no ahoga, y suena el teléfono a mitad del último chiste que
forzosamente ha de quedar incompleto (ooooh! hubieran dicho en el Un,
dos, tres): un alcalde solicita información sobre su subvención para la
mejora de la casa de cultura, asunto que también tramitamos desde la
Biblioteca.
14:00 Llega el correo, hoy un poco tarde: estadísticas de
bibliotecas municipales, facturas, propaganda, publicaciones de
intercambio, libros de viejo que acabamos de comprar para la Biblioteca.
¡Magnífico! Invito a mis compañeros a que los ojeen antes de pasarlos
al depósito donde esperarán a ser procesados.
A partir de las dos el teléfono va sonando menos y puedo dedicarme a tareas más técnicas.
15:00 Abandono la Biblioteca y el plan previsto para hoy sigue en mi mesa apenas sin tocar. Quince minutos y en casa.
15:45 A comer, que hay hambre; y un poco de charla en familia.
16:45 Es la hora de practicar con la trompeta. Es posible que
algún vecino educado haya cambiado su siesta por la invocación religiosa
a mi padre y demás familia mía; auque lo peor ya ha pasado, después de
tres meses, el berreo del principio va quedando soterrado en lo más
oscuro de la memoria. Mi mujer dice que ya no molesto, que ya sale algo
de música. Quiero pensar que lo suyo no es compasión.
17:45 Cacharreo con el ordenador: repaso el correo de la
oficina, vigilo el acceso en Facebook de los catálogos de los
Bibliobuses y de la Biblioteca Berrueta que nos está dando algunos
problemas de funcionamiento, ultimo la página web del 5º Congreso
Nacional de Bibliotecas Móviles, consulto mi correo personal y el de la
asociación ACLEBIM…
19:45 Cojo el coche para acudir a la presentación de las
últimas publicaciones de una editorial local. El acto es original y
entretenido. Se me pasa una hora sin enterarme.
21:00 De vuelta a casa, aprovecho para acercarme a la Central
de Bibliobuses y recoger un portátil que al día siguiente tiene que
estar conectado, a primera hora, en las instalaciones de la Biblioteca
Pública del Estado en León para su reparación remota desde Valladolid.
21:30 Hago la cena y a la mesa. Hoy me toca también la comida de mañana.
23:30 Un poco de relax ante el televisor.
00:00 Como reza la canción de Revolver, “seiscientas
veinticinco flechas entre los ojos me están dejando idiota, imbécil,
tonto, loco…”, un estado ideal para irse a dormir. Me lavo los dientes
con los párpados encasquillados por el sueño, sabiendo que en cuanto
caiga la cabeza en la almohada perderé el conocimiento. Pero antes,
“hasta mañana, mi amor”, a mi mujer. Esta vez no es el teléfono móvil,
esta vez soy yo.
Hola Roberto.
ResponderEliminarVeo que tienes una agenda diaria muy apretada -como me imaginaba-, a pesar de que aparentas una serenidad que ya quisiera para mi. Me ha gustado tu relato telegráfico, como un diario.